El absurdismo y el sentido de la vida
“¿Cuál es el sentido de la vida?” Es un ejemplo perfecto de una de esas cuestiones que nunca se responderán. Son varias las personas que han intentado explicar a lo largo de la historia cuál podría ser este misterioso propósito que no se nos da al llegar a este mundo, pero por una razón u otra, parece que nadie se ha puesto de acuerdo. Una de las posibles soluciones a este enigma y una de las más interesantes que he encontrado es el absurdismo.
Albert Camus (foto publicada en Sintetia)
El absurdismo es una corriente filosófica que afirma que el sentido de la vida no existe, ya que esta y el conjunto del universo en sí mismos son “absurdos”; por tanto, no merece la pena tratar de dar una explicación a nuestra propia existencia dentro de este, sino de crear nuestro propio propósito.
Este pensamiento se puede atribuir al filósofo Soren Kierkegaard quien afirmó que “como la realidad de Dios está por encima de la comprensión humana, es absurdo que los humanos tengan fe en Dios". Pero fue el famoso filósofo del siglo XX, Albert Camus, quien acuñó el término de este movimiento. Él definió el "absurdo" como el conflicto entre el deseo de la especie humana de encontrar propósito y sentido a la vida y su completa incapacidad de encontrarlo.
Camus afirmaba que solo existía un problema filosófico: el suicidio. Él no veía el suicidio como una posible respuesta al descubrimiento del absurdo, sino como algo que se debería evitar y como uno de los problemas filosóficos más grandes del mundo. Él clasificaba el suicidio en dos tipos: el físico y el filosófico. El primero de ellos sería el acto de matarse a uno mismo; mientras que el segundo, el suicidio filosófico, hace referencia al fin de la vida que supone la devoción a una religión, entendida esta como una vía para encontrar el sentido de la vida. Mientras que el suicidio físico sería una vía de escape del propio absurdo, el filosófico sería una forma de negar la certeza de que la vida es absurda mediante religiones y dogmas que escapan a la razón.
Camus ofrece tres soluciones al problema del suicidio las cuales explican cómo vivir e incluso aceptar la sensación del absurdo una vez se ha comprendido que no hay ningún sentido en la vida. Estas serían revolución, libertad y pasión. La revolución la define como la rebelión ante lo absurdo y la monotonía del día a día para continuar viviendo de todas maneras:
“La única manera de sobrevivir en un mundo sin libertad es volverse tan libre que tu propia existencia se convierta en un acto de rebelión.”
Esto lo ejemplifica con el famoso mito de Sísifo: Sísifo era un personaje mitológico que fue condenado por los dioses a subir una piedra gigante por la ladera de una montaña por toda la eternidad. El problema estribaba en que cada vez que esta roca llegara a la cima, rodaría cuesta abajo y Sísifo debería empezar a subir de nuevo. Esto es un infierno para cualquier persona, pero Camus nos pide que nos imaginemos a Sísifo feliz. Él lo retrata como un héroe absurdista: puestos a sufrir un inútil y eterno castigo, será mejor vivir cada momento de este con una mentalidad positiva: “la lucha por alcanzar la cumbre de la montaña es suficiente para llenar el corazón de cualquier hombre. Uno debe imaginar a Sísifo feliz.”
Sísifo, Tiziano.
La siguiente solución al conflicto del suicidio que describe Camus es la de la pasión y la libertad. Debemos entender la pasión que plantea el filósofo como el acto de vivir cada instante del presente, pero sin dejarse arrastrar por la vida, puesto que el absurdista es aquel que vive el momento sabiendo que todo lo que haga no importará a gran escala, pero continúa viviendo por pasión y rebeldía contra la vida.
Por otra parte, es necesario comprender que el ser humano es completamente libre. El absurdista es aquel que vive completamente libre, sin alguna opresión por parte de ninguna ley o religión, y solo se rige a sí mismo por su propio sistema ético y moral. El absurdista sabe lo efímera que es su propia existencia, por tanto, prefiere no vivir marcado por ninguna regla o condición impuesta por otra persona.
Es normal encontrarse de vez en cuando con el absurdo. Tener la sensación de que todo lo que haces no sirve para nada y que nada tiene sentido. Pero el absurdismo no solo dice que eso sea normal, sino incluso que pueda ser algo positivo. Lo mejor que puedes hacer es abrazar lo absurdo, vivir cada momento de tu vida y apreciar aquello que tienes (por ridículo que pueda sonar).
Manuel Chiner (1º Bachillerato B)
No creo que haya un único sentido de la vida, existen tantos sentidos de la vida como personas hay en el mundo, algunos lo encuentran, otros lo han perdido por el camino y muchos otros todavía siguen buscando, quizá para otros tantos ni exista. El ahora mismo para mi es el verdadero sentido.
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