La evolución de la mujer en el deporte profesional
En los últimos años, los eventos deportivos femeninos están creciendo mucho en público y asistencia, tanto es así que se están batiendo casi todos los récords. Estos datos nos confirman que la sociedad actual está cambiando gracias a un movimiento feminista cada vez más combativo y global, con protestas y reivindicaciones en todo el mundo con el fin de lograr esa ansiada igualdad. Una de las muchas consecuencias ha sido la percepción y valoración del deporte femenino por parte del público general y, sobre todo, masculino.
Sin embargo, ¿por qué ha tardado tanto la sociedad en dar estos primeros pasos hacia un ámbito deportivo más igualitario? Son varias las razones por las cuales este cambio no se ha producido antes. La primera de ellas y la más clara es que, hasta hace relativamente poco, a las mujeres en España se las recluía en el espacio doméstico, cuidando de los niños y del hogar, y no se les permitía ocupar el espacio público ni mucho menos cargos de poder o con cierta visibilidad. Al estar casi obligadas a permanecer en casa durante todo el día, no tuvieron la oportunidad de descubrir sus aficiones, practicar deporte o, mucho menos, desarrollar una carrera profesional y hacerse conocidas por ello. Al fin y al cabo, tener tiempo para su desarrollo personal y profesional ha sido un derecho conquistado no hace mucho.
Fotografía: Ana Peleteiro por Andrej Isakovic.
Otra de las razones está relacionada con el antiguo estereotipo con respecto a las mujeres y el deporte que todavía hoy perdura. Desde la infancia, se asocia el deporte (especialmente aquellos que suponen mayor fuerza física) al género masculino, reservando para las niñas aquellos juegos que tienen que ver con los cuidados (como las muñecas o las famosas cocinitas) o aquellas actividades que no atentan contra los roles de género relacionados tradicionalmente con la feminidad, como lo es la delicadeza. Esto no puede seguir así: todas las personas deberían tener plena libertad para poder practicar cualquier deporte. Que el deporte femenino se esté empezando a posicionar al mismo nivel que el masculino está ayudando a muchas niñas que, por miedo al qué dirán, no se atrevían a practicar aquellos deportes que les hacían felices. Deportistas como Alexia Putellas, Mireia Belmonte, Ana Peleteiro o Carolina Marín contribuyen a que las nuevas generaciones crezcan con referentes femeninos en deportes como el fútbol, la natación, el atletismo o el bádminton.
Es preciso recordar que este cambio reciente se debe al largo camino que las mujeres vienen andando desde hace siglos. En la primera edición de los Juegos Olímpicos (tal y como los conocemos hoy) celebrada en Atenas en 1896, las mujeres no tuvieron ninguna representación. Su segunda edición, en 1900 en París, se celebró con apenas una veintena de mujeres deportistas en aquellas disciplinas consideradas propiamente femeninas, como el tenis o el golf. Gracias a figuras como Alice Millet, remera y traductora, se fundaron organismos tan importantes como la Fédération Sportive Féminine Internationale en 1921, con el objetivo de equiparar la presencia femenina a la masculina en competiciones internacionales. Pocos años después, en las olimpiadas de 1928 en Ámsterdam, el número de mujeres participantes ascendió a más de 200. Progresivamente y con mucho esfuerzo, se llegó a los máximos históricos de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012; tal y como recogía El País, era la primera vez en la historia olímpica con mujeres en todas las delegaciones.
Fotografía: mujeres compitiendo en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 (Fuente).
Desgraciadamente, la irrupción de la mujer en el ámbito deportivo también ha generado críticas y comentarios despectivos por parte de los sectores más conservadores, llegando a cuestionar incluso el dinero que estas deportistas ganan, alegando que no generan la misma expectación e interés que sus compañeros varones. Como respuesta, diversas deportistas de alto nivel han expuesto la significativa diferencia que todavía existe con respecto a las ganancias económicas entre ellos y ellas. Esto demuestra lo mucho que queda por mejorar. Ojalá llegue el día en el que todos los deportes y, por supuesto, sus deportistas sean valorados justa y equitativamente.
Álvaro Guerrero (1º Bachillerato)
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