Entrevista a Marta Pilar Montañez
Marta Pilar Montañez es Doctora en Filología Hispánica por la Universitat de València, donde imparte clases como miembro del Departamento de Filología Española, y ha trabajado como profesora de Lengua Castellana y Literatura en Enseñanza Secundaria y Bachillerato. Entre sus proyectos se halla la Guía de comunicación no sexista publicada por el Instituto Cervantes y la editorial Penguin Random House, en la que colabora con compañeras como Mercedes Quilis, Marta Albelda o Andrea Carcelén. Hoy, tenemos el placer de entrevistarla.
¿En qué momento comenzaste a ser consciente de que los problemas que el feminismo intenta derrocar te afectan de manera directa? ¿También los has notado de manera indirecta, es decir, a través de gente de tu entorno social? En cuanto a esto, ¿cómo te has sentido desde entonces hasta el momento?
El feminismo debe abordar muchos problemas, como la brecha salarial (que, afortunadamente, no he sufrido al haber trabajado casi siempre en el sector público), la gestión de la conciliación y la corresponsabilidad, que todavía es algo que debe trabajarse; y, sobre todo, visibilizar muchos problemas y dificultades derivados de esas situaciones, como las llamadas ‘escaleras rotas’ o el ‘suelo pegajoso’, que son metáforas para referirse a todas aquellas responsabilidades que muchas mujeres asumen y que frenan su carrera profesional (cuidado de mayores dependientes, por ejemplo). Esta situación la he visto en amigas y compañeras de trabajo de mi entorno, que se han descolgado del mundo laboral o lo han tenido que sobrellevar con muchas limitaciones. Creo que es necesario crear conciencia sobre estas situaciones y visibilizarlas.
Tu formación académica es bastante extensa y has participado en muchos proyectos. En el proceso educativo es habitual trabajar en equipo: ¿al colaborar con hombres, notabas que se valoraba de igual manera el trabajo de todos sin importar su género?
En general, siempre se me ha valorado académica y profesionalmente en los centros en que he trabajado y, si había algún comentario que trataba de desprestigiar a alguna compañera, era algo puntual y siempre recibía una respuesta contundente del resto. Sí puedo anotar, como anécdota, la actitud machista de algún alumno en el aula por el hecho de ser mujer o, en su momento, por ser joven y considerarme inexperta, pero casi nunca por parte de un compañero.
Aprovechando la ocasión, puesto que te dedicas al estudio de la lengua, ¿encuentras en el castellano determinados aspectos manchados por el machismo histórico que aún se mantienen a día de hoy? Si es así, ¿cuáles son estos? ¿crees que es posible combatir en cierta medida el machismo desde la lengua?
Quizá ‘manchados’ es un término poco científico. La lengua, en sí, es algo abstracto, no es sexista per se, sino que refleja las actitudes de quienes la hablan. Ciertos fenómenos sí se pueden considerar sexistas, discriminatorios o no igualitarios, que es el término que empleamos en el grupo de investigación al que pertenezco (Lingualitarias). Por ejemplo, aludir a la mujer por su relación con el varón (Ella es la esposa de o la hija de), en lugar de presentarla por sí misma. Por otro lado, también es asimétrico el trato que se da en los discursos cuando se destacan solo intereses estéticos y no su valía profesional (la elegante abogada) o cuando se mide su éxito por su relación amorosa (triunfa en su trabajo, pero sola en el amor), entre otros fenómenos. Es necesario dar formación para hacer un uso igualitario del lenguaje que evite estereotipos.
El cuidado de los hijos ha sido tradicionalmente asignado a las mujeres, incluso obligándolas a abandonar otros objetivos vitales y convirtiéndose la maternidad en su único deber. Siendo tú madre, ¿ha sido este tu caso? En cuanto al progreso de la igualdad, ¿has notado un cambio social trascendental en los hombres en cuanto a la crianza?
Efectivamente, la maternidad frena tu vida laboral y por eso es tan importante la corresponsabilidad en la crianza a todos los niveles. En mi caso, mi marido ha sido educado en este tipo de valores y es importante que se trabaje en todos los niveles educativos. Es cierto que también hay muchos tipos de familias, como las monoparentales, que lo tienen más complicado y es crucial contar con el apoyo de la familia, como es nuestro caso también. En el aspecto del trabajo, otras personas deciden tomarse una excedencia, por lo cual su carrera se ve interrumpida más años. A veces es por deseo personal de vivir esa etapa con el bebé exclusivamente; pero, en otras ocasiones, no pueden asumir los gastos de cuidadores o escoletas y deciden aparcar su carrera hasta la escolarización gratuita, por lo que se atrasa aún más su vuelta al mundo laboral, además del perjuicio económico o la falta de cotización.
¿Cuál es tu opinión acerca de los objetivos conseguidos por la lucha feminista? ¿Crees que queda mucho para alcanzar la igualdad de género o si esta se conseguirá en algún momento?
Creo que se han logrado muchas metas, como incorporar la perspectiva de género en aspectos económicos o de gestión. No obstante, queda mucho por hacer a todos los niveles: económico (por la brecha salarial), educativo (por las ideas que se transmiten), social y político (por las leyes, que aún no son equitativas) o, desde mi pequeña parcela, a nivel lingüístico, para hacer una comunicación más igualitaria.
¿Crees que el feminismo también implica una lucha de clases y de razas? ¿Te ha inspirado la lucha feminista de mujeres racializadas? Si es así, ¿en qué aspectos?
¿Piensas que llegará un momento en donde el lenguaje deje de ser sexista y pueda incluir, no solo a las mujeres, sino a otros colectivos también?
La lengua es propiedad de quienes la hablan y cada persona debe buscar la forma que le resulta más comunicativa, aquella que mejor le represente y con la que se sienta identificada. No siempre las formas que se proponen o se utilizan se consideran como parte de la norma del español, pero con el tiempo pueden serlo. Así ocurrió con ‘jueza’, que al principio generó resistencias, o con ‘matrón’, profesiones tradicionalmente asociadas a unos o a otras pero ocupadas en la actualidad por personas diversas. En el caso de las designaciones para otros colectivos puede ocurrir algo similar, si se usa, si es comunicativo, si se extiende… cualquier cambio depende de factores variados que pueden cumplirse o no. El tiempo lo dirá.
Llevas un largo recorrido en la docencia, lo que te ha dado la posibilidad de tener contacto directo con la generación más joven. ¿Crees que el machismo sigue presente como antes o ha ido disminuyendo? De cara al futuro ¿cuál es tu perspectiva sobre la evolución de esta lucha?
El machismo y el feminismo han coexistido pero van evolucionando también con las nuevas generaciones. Hay hechos que se perciben claramente como machistas, pero otros surgen y no se les da importancia hasta que alguien no llama la atención sobre ellos. Desde mi punto de vista, conviene evitar las actitudes radicales y, por el contrario, fomentar una educación en valores, trabajar las actitudes desde primaria y no normalizar ciertas conductas. El feminismo no es lo opuesto al machismo, que es una actitud de prepotencia y sexismo, sino que se define como un principio de igualdad. Ese es el objetivo por el que hay que seguir trabajando y, en ese sentido, en el contexto en que vivimos, creo que una comunicación digital responsable y la labor de cada docente son cruciales para lograrlo.
Muchas gracias por tu colaboración. Tus respuestas nos dan una perspectiva más amplia de todo aquello que implica la reivindicación feminista.
Melanie Quintanilla y Samuel Fernández (2º Bachillerato).
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