Somos lo que comemos
Hoy en día, es muy común escuchar todo tipo de quejas sobre cada centímetro de nuestro cuerpo: pelo frágil, piel sin brillo, uñas débiles, celulitis, predisposición a coger fácilmente todo tipo de virus y un largo etcétera. Sin embargo, de lo que no nos damos cuenta es de que la alimentación es el pilar básico de nuestra salud.
Los hábitos saludables pasan por un estilo de vida que abraza una buena alimentación, una higiene adecuada, actividad física frecuente y que deja de lado cualquier hábito tóxico. Desde que somos pequeños, debemos adoptar estos hábitos, ya que de otro modo, cuando nos hacemos mayores, es muy difícil adquirirlos. Si desde nuestra infancia forman parte de nuestro día a día, no nos resultará difícil llevar un estilo de vida saludable que evite, por ejemplo, la obesidad infantil, presente en la actualidad en casi un 25% de los niños.
Los padres deben ser el primer ejemplo a seguir llevando una dieta variada, donde primen las frutas, verduras, legumbres y proteínas magras, y practicando ejercicio físico de manera regular. Estos son los pilares fundamentales para que nuestro sistema inmunológico se haga más fuerte y así evitemos contagiarnos de enfermedades con facilidad.
Deberíamos tener un patrón de cinco comidas al día (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena), evitando los dulces como la bollería, las bebidas azucaradas, las golosinas o los helados, pero también las grasas saturadas y frituras o los hidratos de carbono de mala calidad (harinas refinadas). Dicho de otra manera, intentar sustituirlos por opciones más saludables como son las frutas, los frutos secos, el pan y todo tipo de pastas integrales. Esto, unido a la práctica de actividad física de manera continua y constante y una adecuada hidratación (beber dos litros de agua diarios), nos ayudará a mantener nuestro sistema inmunológico fuerte.
Asimismo, cuidar de nuestro cuerpo repercute positivamente en nuestra salud mental. Así lo demuestra un estudio científico realizado por la Universidad de Granada, el cual investiga la relación entre el plano físico y emocional:
«El bienestar psicológico está asociado a la práctica de actividad física. Las personas que realizan regularmente ejercicio físico se perciben más saludables, con menor estrés y presentan mejor estado de ánimo que aquellas otras que no realizan ningún tipo de ejercicio físico».
Con todo esto nos damos cuenta de por qué hay gente más predispuesta a estar siempre enferma, con poca energía y aspecto poco saludable, ya que su estilo de vida no sigue las recomendaciones de los profesionales de la salud, ya sea porque no se lo han inculcado desde la infancia y les sea difícil adoptarlo ahora, o porque a pesar de saber lo que deberían hacer, no tienen la suficiente fuerza de voluntad como para cambiarlo.
Victoria Gimeno (1º Bachillerato)
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