El arte de entender el arte: Psique reanimada por el beso del amor
¿Cuántas veces has estado en un museo sin entender bien lo que otros llevaban horas contemplando? ¿No te has planteado alguna vez por qué sentían ese interés desbordante por una obra que para ti era indescifrable? ¿En cuántas ocasiones la explicación de un guía ha logrado que el cuadro que tenías delante cobrara sentido?
Esto ocurre porque muchas obras de arte necesitan una explicación previa, ya sea por su nivel de abstracción o, en el caso de muchas esculturas, para entender sus referencias. A veces, el mismo artista consigue dar rienda suelta a la imaginación del espectador y logra transmitir sensaciones dispares en quienes admiran su obra, multiplicándose así las posibles interpretaciones.
Si hablamos de escultura, la literatura, más concretamente la mitología clásica, se puede convertir en una gran aliada nuestra. Este es el caso de Eros y Psique, uno de los besos más famosos de la historia del arte. Esta escultura está realizada por Antonio Canova, escultor y pintor del Neoclasicismo, y se encuentra expuesta en el Museo del Louvre de París. Esta obra de arte representa el romance entre Eros (equivalente a Cupido en la mitología romana) y Psique narrado en las Metamorfosis de Apuleyo (siglo II).
El mito nos presenta a la figura de Psique, hija del rey de Anatolia y la más bella de todas sus hermanas. Tanto era así que Venus, diosa de la belleza y la fertilidad, celosa y ofendida, ordenó a su hijo Eros (dios del deseo amoroso) que le lanzara una de sus flechas con el objetivo de que se enamorara del ser más atroz y monstruoso que jamás hubiera existido.
Para su sorpresa, cuando Eros se encontró con su objetivo, quedó prendado de ella y, absorto mirándola, tropezó con una rama del suelo clavándose una de sus flechas de amor. Así fue como Eros se enamoró de la humana a la que estaba destinado a matar. Debido a esto y temeroso del castigo de su madre Venus, le rogó a Céfiro (dios del aire y los vientos) que rescatara a Psique y la llevara a un palacio, donde durante mucho tiempo los amantes pudieron vivir su romance con una única condición: solo podrían verse en la oscuridad de la noche.
En uno de sus encuentros, Psique, intrigada por saber cómo era su amante, encendió una candela e, impresionada por la belleza de Eros, empezó a temblar haciendo que una gota de cera cayera sobre su rostro y lo quemara. Este, enfadado con Psique por romper su palabra, salió volando del palacio.
La princesa de Anatolia fue en busca de su amado, enfrentándose a los retos que le ponía Venus, madre de Eros. La última prueba que debía cumplir consistía en bajar al mundo de los muertos y pedirle a Perséfone un recipiente cuyo dueño le prohibió abrir. Una vez más, actuó la curiosidad de Psique, quien abrió el frasco e instantáneamente cayó en un profundo sueño. Eros no tardó en enterarse y bajó con rapidez al inframundo conmovido por lo sucedido y demostrándole su amor con un beso.
Como puedes comprobar ahora, la escultura representa ese preciso momento donde Eros, con sus alas, salva a Psique con su beso. Esta escena inspiró a Antonio Canova y a muchos otros artistas, como por ejemplo, a Giuseppe Maria Crespi en su obra Psique descubre a Cupido, en la cual representa el momento en el que Psique enciende la candela para ver a su amado. Este relato también se convirtió en fuente de inspiración para John William Waterhouse en su obra Psique abriendo la caja de oro, donde pintó el instante en el que la protagonista abre la caja que le dio Perséfone.
Ahora bien, ¿sin esta explicación hubieras pensado que esta es la historia que representa? ¿Crees que ahora que lo sabes la contemplarás con otros ojos? Como esta obra, hay muchas otras que, sin esa contextualización, son casi indescifrables. Para que esto deje de ocurrir, se deberían actualizar las guías de los museos para facilitar a los visitantes su recorrido por las diferentes salas y, de este modo, mejorar la recepción e interpretación de muchas obras de arte.
Son muchos los museos que ya incluyen guías y recorridos interactivos que enriquecen la experiencia de quienes visitan sus instalaciones. El arte debería estar al alcance de toda la ciudadanía y, desde las instituciones, deberían comenzar a dar pasos para eliminar todas las barreras que lo imposibiliten.
Paula Jimeno (2º Bachillerato)
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